Agapito se sentia triste y solo,
esa soledad que amarga el alma hasta el extremo que no recordaba la última vez que sonrio.
A, Agapito el destino le habia deparado solo mofas e insultos, siendo la presa de todas clases de bromas, que le hacian llorar por dentro ahogando su alma, retrayendose cada vez más en su casa, su mundo en cuatro paredes que le ahogaban.
La preciosa naturaleza no le habia dotado de un bello rostro y desde pequeño hasta los niños le pagaban con crueles bromas, de adolecente más de lo mismo o aún peor.
Su único refugio era su casa, la imaginacíon y la lectura, un mundo idílico y onírico donde se imaginaba a un apuesto Hombre que enamoraba a todas las bellezas del mundo.
Astiado y asqueado de esta sociedad cruel y egoista queria escapar y ver el mar aunque fuera solamente una vez, ver algo hermoso...
Cogio su coche y puso rumbo a la costa.
Asomose a un acantilado ya anocheciendo y sentado en una roca contemplaba asorto las estrellas multiplicadas sobre el reflejo del agua, una gran,hermosa y redondeada luna se reflejada en las apacibles aguas.
se sentía perdido en la inmensidad del espacio y las profundidades del mar. Y pensando llegó a la conclusión de que nunca sería tan hermoso como cualquiera de esas estrellas que radiaban de luz. De pronto, desde el fondo el mar empezó a brotar una luz más potente que las del cielo, y de esta luz apareció una maravillosa y bella Sirena. Agapito se acercó con curiosidad.
- ¿Quién eres? - dijo Agapito
- Me llamo Ariel - contestó la bella escamada - soy una sirena
- ¿Una sirena? ¡las sirenas no existen!
- ¿Cómo puedes decir eso teniendo aquí a una delante?
- Porque las sirenas son historias de cuentos, todo el mundo sabe que no existen
- ¿Quién es ese mundo? no me cae bien. Parece un chico un poco ignorante y creido ¿no?
Agapito sonrió, parecía haberle divertido este comentario
- El mundo son las demás personas, en verdad me refería a todas las personas del mundo
- Pues chico, me caen mal
- entonces está claro que yo no te caigo bien
- ¡No!, yo no he dicho eso
- Déjalo, ni siquiera una sirena tan guapa como tú apreciaría ni entendería a un chico tan feo como yo
- ¿Feo?... a mí me pareces atractivo - respondió dulcemente Ariel
- Bah, lo dices para animarme
- En serio, no entiendo porque los humanos os preocupáis tanto en la belleza. ¿Crees que una sirena hubiera salido así por las buenas? He sentido la presencia de una persona bellísima por dentro que no me he podido quitar la tentación de emerger a conocerla. Y encima me dices que eres feo ¿Entonces quién es guapo?
- No se... quizá los que salen en la televisión
- ¿y feos?
- Pues... los que no salen
- Entonces ¿Quieres decir que hay millones de personas en el mundo sentadas en la playa como tú huyendo de ellas mismas?
- No mujer, no todas las personas bellas salen en la tele
- Ni todas las grandes personas - añadió Ariel
- Las cosas son así Ariel; unas gustan, otras no, y el 90% porque son feas o bonitas
- ¿Y por qué sois los humanos así? ¿Por qué os preocupáis por problemas tan insignificantes?
- Eso es algo importante amiga, quien no gusta no es escuchado y acaba en la inmensa soledad. Se acaba muriendo y es olvidado rápidamente
- Yo creo que en tu mundo dáis demasiada importancia a los problemas secundarios, de ligera importancia y que al final centráis toda vuestra atención en ello creyendo que es el ideal de felicidad y finalmente es esa idea la que acaba consumiendo toda vuestra persona.
- Es bastante duro, sí - respondió Agapito
- Mira a esa estrella - dijo Ariel señalando un dedo hacia el cielo - ¿verdad que es bonita?... esa estrella, quizás, en otra galaxia, esté iluminando a unos cuantos planetas, y de esos tantos planetas puede darse la casualidad de que exista un planeta parecido a este (en condiciones vitales) y que existan personas como aquí. Esa estrella, es una más entre las otras. Pero su función es vital, está dando luz y vida a ese pequeño planeta. Aunque la gente día a día no se acuerde de ella, siempre será importante en sus vidas (aunque no puedan verla por quedarse cegados). Entonces llegará el día en que desaparezca y con ella ese planeta
Imagínate entonces que tú eres una estrella y todos los días iluminas a tus amigos con tu presencia, pero ellos no te prestan atención porque la luna es más bonita que tú. Entonces recordarás que esa estrella tan importante pero olvidada no parece tan fea en un planeta muy lejano donde aparece como un puntito en la oscuridad de la noche, en el cual todo el mundo aprecia su presencia.
- Suena muy bonito, pero no me dice nada
- ¡Ten en cuenta que la luna depende de tu luz!, mientras entres dentro del juego de la belleza y asumiendo el papel de feo no llegarás a ver más allá de lo que ven tus ojos y acabarás amargado y consumido por un grave error. Lo más importante es que te valores a tí mismo y juzgues a tu persona por lo que es, no por lo que aparenta. Así, seguro que alomejor no encuentras la belleza en una mujer (belleza exterior según tu mundo) pero sí la felicidad.
Así pues, te invito a acercarte a este agua, y conocer tu verdadero reflejo. Este agua refleja lo que realmente hay dentro de una persona.
Agapito se acercó lentamente hasta la orilla y una luz radiante iluminó su cara. Fijó su mirada en la brillante agua y se asombró al reconocer que era una persona tan guapa o fea como los demás. Entonces subió de nuevo a su coche, ahora sabía que podía pisar tan fuerte como las demás personas, que tenía fuerzas para vivir y no dejarse ver fracasado por el ideal de belleza pues él se veía persona, lo más importante.